Un nuevo escrito sobre la divinidad de las pequeñas cosas, que se magnifican cuando tu corazón se enamora, cuando tu ser siente paz o irónicamente cuando tu vida pudiese llegar a terminar, un nuevo escrito lleno de emociones tan fuertes que espero desborden a través de las palabras que traigo hoy para ustedes y para ti en especial...
aquellos que esperan la salida del astro dorado,
aquellos cuyo amanecer comienza a la madrugada,
Infelices y desgraciados aquellos que piden por un día más.
Me encuentro aquí a tu lado,
mirando tus ojos cerrados,
tus ojos que plantan en mi una duda,
divagando entre lo que quieren soñar...
mirando tus ojos cerrados,
tus ojos que plantan en mi una duda,
divagando entre lo que quieren soñar...
Me encuentro aquí a tu lado,
sintiendo tu respirar en mi piel,
el calor de tus brazos enredados en mi cuerpo,
el olor de tu cabello mientras beso tu sien.
Me encuentro aquí a tu lado,
maldiciendo el amanecer,
que arranca de mi el placer de verte,
que arrebata de mis dedos las caricias inocentes,
que solapa con su luz la divinidad de tu paz,
que aparta la sensación de tu piel y mi verdad.
maldiciendo el amanecer,
que arranca de mi el placer de verte,
que arrebata de mis dedos las caricias inocentes,
que solapa con su luz la divinidad de tu paz,
que aparta la sensación de tu piel y mi verdad.
Infelices y desgraciados aquellos que piden por un día más,
puesto que ellos no han tenido el placer que yo tengo,
de pasar la noche en vela solamente por verte descansar.
puesto que ellos no han tenido el placer que yo tengo,
de pasar la noche en vela solamente por verte descansar.
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